
Regresa a América en 1823
por el puerto de Cartagena reasumiendo su nombre de cuna, su proyecto era desde
entonces ayudar a la construcción de una educación popular que hiciera posible
la autodeterminación republicana de las naciones latinoamericanas. En dicho
proceso abre escuelas en Colombia, Perú, Ecuador y Chile. En 1825 Bolívar lo
nombra Director e Inspector de Instrucción Pública y Beneficencia, iniciando
alfabetizaciones y ayudas sociales por Arequipa, El Cuzco, Puno, la Paz y Oruro
en el Alto Perú, luego de lo cual es encargado de desarrollar un Plan de
Educación Popular piloto en Sucre, Bolivia.
Sus diferentes proyectos
siempre generaran fuertes resistencias por parte de las altas esferas de la
sociedad que veían amenazados sus privilegios debido a los principios que
siempre rigieron la propuesta educativa de Simón Rodríguez, estos principios
eran; la educación gratuita, obligatoria, universal, la coeducación de los
sexos, la no-discriminación por ningún motivo, la educación para el trabajo, el
fomento de la crítica, también se incluía el requerimiento de una
infraestructura básica para el desarrollo de la misma y salarios dignos para
los maestros.
Luego del fracaso de sus más
grandes proyectos, su vida trajina por diferentes países en los que siempre busca
abrir proyectos educativos que respondieran a los principios que había
construido, pasa así también un largo periodo en Chile en donde también busca
adelantar su proyecto.
Para 1853 adelanta su último
viaje rumbo a Perú en donde pasa su último año de vida hasta su muerte en el 28
de febrero de 1854. Sus restos son trasladados 1924 al panteón de Perú y luego
en 1954 al Panteón Nacional de Venezuela donde hoy reposan sus restos. Sus
ideas y pensamientos están aun hoy por rescatar, especialmente en nuestro país
donde su legado ha pasado casi desapercibido a diferencia de otras latitudes de
la América.